domingo, 11 de agosto de 2024

Embalse Pontón, Cueva del Monje, Fuente de la Reina, Camorquilla, suma y sigue

 

No importa lo que decidas. Lo que importa es que te haga feliz

 

Esta semana no realicé ninguna convocatoria. Avisé de mi intención de escapar para “explorar”, a ser posible a buen recaudo del sol y de las temperaturas salvajes que estamos sufriendo. La fortuna está de mi lado cuando Ángel y Juan deciden acompañarme en mis pretensiones sin que yo les facilite un track.


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Encuentro en aparcamiento junto al embalse del Pontón Alto

He leído que casi participaban 1700 ciclistas en “La Perico 2024”, su vigésima novena edición y, perdido entre esa multitud, se encontraba nuestro amigo Enrique, que nos cuenta finalizó con satisfacción la prueba a la que se apuntó. Y es para estar satisfecho.

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Alcanzaremos sólo a ver pasar los dos últimos pelotones de cola, muy tranquilos, y los coches de seguridad de la organización

 

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Arrancamos con ganas, pero sintiendo desde el primer minuto que este será el día ideal para mantenernos a la sombra. Paso por el Puente del Niño, sobre el arroyo del Rastrillo que encontraremos de nuevo más adelante, alguna dehesa muy seca y a buscar zona de pinares cuanto antes.

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Pista Forestal del Nogal a las Calabazas

No le puse yo el nombre, pero bueno es conocerlo. Caminos y sendas que surgen a derecha e izquierda de nuestro avance, invitando a regresar y emplear muchas horas en su exploración.

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Visto ahora en el mapa, no tenemos pérdida. Bajo nuestras ruedas la carretera forestal de la Cueva del Monje a las Vaquerizas. Decidimos acercarnos a que el monje nos diera su bendición, pero no estaba en casa.

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Arroyos no van a faltar en nuestro recorrido, pero será el arroyo de Regajos Fríos el que nos provea de agua muy fresca a través de la fuente Cruz de Abastas. ¡Qué bien se está aquí!

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El susurro del arroyo de Navalasviudas detendrá de nuevo nuestra marcha. Increíble ver en estas fechas el agua corriendo saltarina ladera abajo. No podemos irnos sin hacer unas fotos.

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Las piernas se tensan para seguir con el avance rápido, dejando atrás el puente de los Quebrados y muchos recuerdos de desvíos hacia el Chozo Aranguez o el puerto de Cotos.

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Vamos a tomar desvío por la Vereda de la Canaleja, en dirección al puente de la Cantina pero, por hoy, sólo hasta desvío por el puente del Arroyo del Cancho. (Temí que nos alejara mucho de nuestro recorrido)

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Avance hasta cruzar Las Siete Revueltas, donde un fuerte olor a quemado eléctrico nos hace mirar con detalle nuestras e-bikes. Algún coche poniendo a prueba sus frenos. Poco más adelante, la presencia de Ángel evitará que una vez más esté a punto de acabar con mis huesos perdidos en las profundidades oscuras de un zarzal asesino.

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Montado sobre su caballo, o yegua, que no me fijé, se planta amistosamente junto al camino por el que pretendemos descender

Iniciamos ascenso por la pista forestal de la Fuente de la Reina (mortirolo). Ángel marca el ritmo, muy buen ritmo. Nos adelantan varias e-bikes que no escatiman batería. Buen merecido trago de agua fresca para los tres.

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Montado sobre su caballo, o yegua, que no me fijé, un paisano se planta amistosamente junto al camino por el que pretendemos descender, justo enfrente de la fuente de la Reina: “Está muy mal ese camino ¿eh?” – nos dice tras cruzar saludos y percatándose de nuestras intenciones. “Mas adelante está muy sucio…  No sé yo. Y a tramos muy seco y roto…”

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Cruce de miradas entre nosotros y optamos por seguir su consejo y olvidarnos del camino…, por el momento.

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Estando donde estamos, acercarnos hasta lo alto de la Camorquilla (1687 m), por detrás del Cerro de la Camorca, se nos antoja irresistible y más aún, viendo a Ángel que se encuentra pletórico de ganas y de fuerzas. Hasta ahora, el único punto en el que estamos a merced del sol, pero corre airecillo y se está muy a gusto. - Una foto más y nos vamos, ya hemos hecho lo duro.

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Intenciones, intenciones, pero no creemos oportuno descender por la “Madre de todas las cuestas” (aleonardos) viendo lo seco y roto del terreno cercano. Optamos por seguir hacia la Cruz de la Gallega y la Puerta de Santillana, con vistas a la izquierda al Cerro de Matabueyes, con el que no recuerdo que hayamos pugnado.

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Por aquí y por allá hacia el Puente de Pasaderas, con el río Eresma bastante escaso a estas alturas. Son los últimos metros de regreso a los coches por senderillos entrecruzados.

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¡Fenomenal mañana! Sombras, agua, compañía. Impresionantes: Ángel, que se ha atrevido a realizar la ruta sin perder la compostura ni la sonrisa, escoltado por dos e-bikes y Juan, que se ha tenido que pegar madrugón y no ha echado en falta un track.


domingo, 4 de agosto de 2024

Las Tres Provincias desde San Rafael, no será la última

 

Es genial que nos emocionemos con los triunfos de los atletas olímpicos, que recompensemos con emociones sus esfuerzos por ser los mejores


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Creo que la competitividad es legítima, pero llega un momento inevitable para todos nosotros, a unos antes que a otros, en el que el verdadero desafío no es superar a los demás, sino superarnos a nosotros mismos cada día, tanto como deportistas como personas

Seguir cuando crees que no puedes más es lo que te hace diferente al resto


Unos buscando sombra para los coches y otros llegando desde casa dando pedales, nos encontramos a las puertas de La Casona en San Rafael: Andrés, Ángel, Enrique, Fer, Jesús, Juan, Rafa, Santi y Alfonso.

Vemos a Ángel como si se encontrara de huelga de brazos caídos y con cara que no presagia nada bueno.

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Tornillo pasador olvidado, lo que resulta más habitual de lo que pensamos. Me viene a la mente aquella ruta en la que estrené bicicleta y al finalizar y regresar a casa descubrí que me había dejado olvidada una rueda fuera del maletero del coche al recoger. Por supuesto, no la recuperé.

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Afortunadamente, Fer recuerda que tengo una bici muscular cogiendo polvo, cuyo tornillo sería compatible y salgo en su búsqueda más escopetado que un repartidor de mensajería. ¡Ángel, no te has librado de la ruta!

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Nos ponemos en marcha con demora, sí, pero con las ganas de todos de afrontar el desafío que nos aguarda o de casi todos, pues alguno no disimula su recelo viéndose acompañado por tres e-bikes, (hoy no hay muchas). ¡Tranquilo! Que el ritmo ya sabes quién lo marca.

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De San Rafael a El Espinar, recorriendo senderos enlazados que ya conocemos, para disfrutar y evitar la pista forestal. Muchas veces, resulta complicado seguir trazado sin perderse entre la crecida vegetación poco amigable, con todo tipo de piornos, espinos y zarzas, entre los que parecían esconderse decenas de gatos furibundos empeñados en marcarnos los brazos y piernas con arañazos.

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Todavía con cierta euforia. Algo más de dos kilómetros bajo zona arbolada, en un sube y baja para superar varios mini arroyos, cuyos nombres no se han merecido figurar en los mapas.

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El disfrutar se va a acabar

El grupo suspira hondo con fuerza y asusta a varios pájaros que comían plácidamente. Una vaca se nos queda mirando como pensando: ¡Ánde irán!

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A ninguno nos resulta desconocido lo que nos aguarda. Cada uno, marcándose su propio ritmo, olvidándose del compañero que podría sacarlo de punto. Controlando con maestría las pulsaciones o asustándose cuando el GPS marca el desnivel en rojo. Pero la mayoría se guía por sensaciones, parando cuando las piernas o la respiración no dan para más.

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¡Pero si son dos kilómetros de nada!

Dos kilómetros con desniveles del 10, 11, 13, 18 y hasta 34 metros al 24%. ¡Enormes todos los compañeros!

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El desvío hacia el Camino del Ingeniero nos da un respiro a todos y nos detenemos para recuperar… bueno, Enrique siempre prefiere bajar pulsaciones sin dejar de pedalear.

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Nos desviamos a la derecha por sendero exigente que nos acercará hasta la cotera y la puerta metálica. Ya tomaremos en otra ocasión el desvío hacia la Cruz de Pedro Álamo. Ahora lo que toca es dirigirnos hacia   el único enclave madrileño y el mojón de Las Tres Provincias: Ávila, Madrid, Segovia                                         

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Hasta qué punto una ruta más corta de lo habitual se puede hacer dura cuando el calor aprieta

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Recorriendo sendero, en descenso y con espléndidas vistas, vamos a rodar junto al nacimiento del Arroyo del Boquerón. Hay compañeros que preguntan si hay fuente cerca, pero todos tendremos que esperar. Comento que los mapas siguen indicando que en este tramo se encuentra la Fuente de los Tientos, pero reconozco que no he sido capaz de encontrarla después de muchos años.

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La temperatura ha subido bastante y ahora nos toca avanzar por el Camino de Peguerinos, (o de Villacastín). Tramo desafiante sin sombras, roto y pedregoso. Los walkies avisan: ¡Hay pinchazo!

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El pinchazo en la bici de Rafa ha detenido el grupo, pero no faltan manos para ayudar a solventar el problema. El calor es intenso y hasta las lagartijas buscan resguardo bajo las piedras. Más necesario que nunca encontrar agua.

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Rápidos en las bajadas y con parsimonia en los ascensos cerca de restos de bunkers. Me adelanto y confirmo que hay agua unos metros más adelante, sin garantía de salubridad, que llega a bañera que compartiremos con el ganado.

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Apenas un chorrillo de agua, pero muy fresca, que nos dará alivio a todos tras hacer cola de espera con paciencia. Desconozco si tiene nombre, pero más adelante, en la ladera hacia Peguerinos si recuerdo que se encuentra la Fuente de la Reina.

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En encrucijada de caminos cogemos el de la izquierda, sin apretar la marcha, superando los desniveles, buscando alivio en las sombras que van apareciendo en el recorrido. Jesús recibe el golpe de una piedra suelta en un disco de frenos que se va a quejar durante un buen rato crujiendo lastimero, pero él no se quiere detener.

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Donde sí nos detendremos será junto a la Fuente de Fernando Benito, que ofrece más garantías que la anterior. Tiempo para reagrupar y refrescarnos una vez más, antes de seguir adelante.

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El Collado de Gargantilla está ya muy cerca, pero los walkies avisan de nuevo: ¡Hay pinchazo!

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En esta ocasión es Juan el que tiene problemas. ¡Acércate a la sombra!... y el equipo de expertos se pone de nuevo manos a la obra prestando la mejor de las ayudas: Colaboración.

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Cuando ya vamos a arrancar, compruebo que mi rueda trasera ha perdido aire. Las bromas surgen sin remedio: “Tres de tres, las 3 e-bikes”. Un poco de aire con la bomba y el líquido tubeless parece hacer efecto.

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El descenso por el roto, pedregoso, seco, polvoriento, empinado y con zarzas flanqueando nuestro avance no os lo cuento. Hay que sentirlo y ver cómo los compañeros tienen capacidad para recorrerlo “disfrutando” y sin ningún percance. ¡¡Bravo por todos!!

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Acabamos en la monumental fuente de Peña Morena, pero ya no necesitamos agua, estamos pensando en las cervecitas frías. Pagaré una ronda con sumo gusto.

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No se me olvida: El viernes realicé esta misma ruta en solitario para comprobar su estado y marcarla. A la vuelta, pasando también por Peña Morena, me encontré con el amigo Juan Carlos, (sobrino del dueño de La Viña, me apuntó) que me reconoció y saludo con emoción: “Os sigo desde hace tiempo y me encanta, aunque veo con envidia los lugares que visitáis


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Un placer, Juan Carlos, muchas gracias en nombre de todos.