¿Qué es una bicicleta muscular, abuelo?

 

La importancia de saber adaptarse a los tiempos

Durante una conversación con mi nieto de 9 años, le contaba emocionado una de mis aventuras dominicales. En el relato, mencioné el gran esfuerzo realizado por algunos compañeros con “bicicleta muscular”.

“Bicicleta muscular… ¿Qué es eso?”, preguntó mi nieto, lo que me hizo reflexionar: Una bicicleta siempre ha sido, simplemente, una bicicleta.

 

En los últimos años, las bicicletas eléctricas para la práctica deportiva se han vuelto muy populares. Ya no son exclusivas para personas con enfermedades, mayores o con discapacidades. Muchos creemos que las bicicletas eléctricas pueden prolongar nuestra vida deportiva, y cada vez es más común ver a grupos de jóvenes disfrutando de sus beneficios.

El domingo pasado, en nuestra salida, pudimos contar cinco bicicletas eléctricas en un grupo de ocho. También es cierto que nuestra media de edad empieza a ser, o ya es, significativa.

Las bicicletas eléctricas han proliferado tanto que ya no llaman la atención a su paso y empiezan a generalizarse hasta el punto de que parece necesario dotar de una denominación al resto: Musculares.

Eléctricas y musculares... Nudistas y textiles... Dentro de unos años, la mayoría calvos y los singulares serán los “peludos”

Domingo 1 de Septiembre de 2024

Sí, entramos en septiembre 

Hora de encuentro: 8.45

Lugar de encuentro: Aparcamiento junto al Puente Nuevo de Segovia - Embalse del Pontón

La ruta prevista, susceptible de cambios y variantes

Pues parece que se han quedado con ganas de más

 

¿Ha sido dura la ruta? – Pues depende - ¿De qué depende? – De según cómo se mire

El pasado día 15 de Agosto, festividad nacional, un grupo reducido de amigos ya realizamos gran parte de esta ruta. Pero hoy, la intención era añadir más kilómetros, abandonando el track original.

Sin ser conscientes de la poca fiabilidad del track cargado, hoy acuden y me acompañan en la convocatoria en el Paseo Rivera de San Rafael: Andrés, Fer, Juan, Nacho, Pawel, Pedro y Rafa.

La primera intención era acercarnos a la Cerca Montosa, pero ayer mismo, con otros amigos, pudimos comprobar que la senda que conocemos como “Alfonsina” había sido limpiada a conciencia tras la última corta de pinos y ya se podía transitar.

Retirados los pinos cortados, las ramas secas y eliminados los profundos surcos, pero la tierra seca y el abundante polvo que enseguida se origina nos acompañarán en buena parte del recorrido.

Ascenso por detrás de “antigua Casa Hilario”, hasta el puerto de Guadarrama, con el viejo león postrado que siempre es el primero en ver nuestra llegada a este punto.

Hemos ganado altura, pero para volver a descender por zona de toboganes donde hay que extremar la precaución y afrontar duros repechos, pero ya nos resultan muy familiares. Tanto como el ascenso a Peña El Águila, la Cañada Leonesa y el Collado Hornillo (1637 m), en donde, de haber instalado hace años un contador de visitas, seguro nos sorprenderíamos, ¿cientos de veces?

Como le comenté a Nacho: “Para salir a la calle tienes que atravesar la puerta de tu casa”.

Dicen que lo mejor de las riñas son las reconciliaciones… que seguro alegra también a los compañeros.

Vale, vale, pero no te pongas pegajoso.

Avanzamos sin incidencias, disfrutando de senderos zigzagueantes que conocemos de toda época del año, pero ahora sin agua en los arroyos. Pronto nos situamos a las puertas del Camping Valle Enmedio, pero no entramos.

Bordeamos sus límites dirigiéndonos al seco, más que seco, arroyo Goyato, para vadearlo sin problemas y agrupar para tomar alguna barrita, gel… o bocadillo de mejillones, que todo va en gustos.

Por segunda vez en lo que va de mañana, no hay más remedio que superar dos tramos muy duros, pedregosos y con bastante desnivel. No hay quejas, no hay dolor. No lo dije antes: Grupo con 5 e-bikes y 3 musculares.

El camino de los Trampales, sin gota de agua en esta ocasión, nos ve avanzar con rapidez hasta tocar pista por encima del embalse de Cañada Mojada. El track original se quiebra de nuevo y giramos a la izquierda. Hoy no descenderemos por el collado Gargantilla.

 ¿Mejor? – Depende

Tenemos por delante unos siete kilómetros de pista. Ayer en La Vuelta, parecían recorrer esa distancia más rápidos. La temperatura no es mala. Se puede respirar mejor que días atrás, salvo cuando nos adelanta rápido un vehículo, levantando gran polvareda.

Parece que las cuestas van pesando en las piernas de alguno...

¿o será que se están reservando? – Depende

Tenemos que tomar altura, a tramos por pista y a tramos superando repechones durísimos, cerca de donde nace el arroyo Boquerón. En esta zona, Andrés descubre un caballo muerto, muy hinchado, pero sin haber entrado todavía en descomposición. Probablemente alguna pata rota o que quedó enredado entre árboles y zarzas sin poder zafarse. Una auténtica lástima.

Alcanzamos la puerta de la cotera que nos introduce de nuevo en Segovia. Se diría que ya está todo hecho. 

Es todo en bajada ¿no? – Depende 

Algunos tramos difíciles que cada vez lo parecen menos, pues todos avanzamos sin problemas y ya estamos en el Camino del Ingeniero, pero en la parte más complicada y engañosa de recorrer. Coincide, además, cuando las piernas empiezan a quejarse y los reflejos se debilitan.

Se escuchan hasta con eco los ánimos de un compañero a otro y enseguida aparecemos en la carretera forestal El Espinar-San Rafael. ¡Bravo, bravo y bravo! Casi 44 kms, con un desnivel acumulado de 1020 m. a base de superar repechos y repechones.

No Nacho, “esta ruta no ha sido ninguna tontería”

Juan y Rafa se despiden, tienen que regresar a Madrid. El resto, aceptamos gustosos la invitación de Pawel por su reciente cumpleaños. ¡Feliz  Cumpleaños, amigo!

El Alto del León y La Vuelta
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De fiesta sobre la bici

 

Muchas de las mejores rutas surgen cuando dejamos de planear y empezamos a improvisar

Vacaciones de verano, puente largo festivo, atascos en las carreteras y hasta algún aviso de tormentas… y, se me olvidaba, un aviso naranja en la Garganta del Río Moros que anulaba cualquier autorización previa de acceso.

En una mañana sorprendentemente fresca, el Paseo Rivera de San Rafael se alegra de vernos llegar a Andrés, Jesús, Santi y Alfonso.

Jesús y yo acertaremos al cubrir nuestros brazos con manguitos, lo que los menos previsores lamentarán a primera hora.

Arrancamos hacia Gudillos y ya hay compañeros que aceleran y adelantan la marcha, pero a cada cruce no les queda más remedio que aguardar indicaciones. El trayecto lo he pergeñado en mi cabeza y valdrá de boceto para lo que luego realizaremos.

La Cerca Montosa, el Alto del León, los toboganes hacia el desvío a Peña El Águila, con algunos repechos más duros en este sentido de marcha y, por supuesto, el Collado Hornillo, que ya es como de la familia.

Son entornos y paisajes que hemos recorrido decenas de veces en todas las épocas del año, con puntos clave donde parece tenemos que “fichar” para poder seguir avanzando, pero que, por uno u otro detalle siempre se antojan diferentes.

Frente a nosotros, el ascenso al Refugio de la Salamanca que se ofrece retador, pero será en otra ocasión. Nuestra marcha continúa siguiendo el descenso del arroyo de Collado Hornillo por el sendero que siempre disfrutamos.

Llegamos a las puertas de los campings, pero esta vez decidimos bordear por la izquierda y acabaremos lamentándolo, pues a esa zona deben ir a parar las aguas fecales que no son debidamente arrastradas o depuradas.

Propongo trazado hacia la Urbanización las Damas, a sabiendas de que tendremos que superar dos grandes repechos. Alguna duda, pero Andrés anima a ello, pues hace mucho tiempo que eludimos este recorrido y Jesús dice no conocerlo.

Me adelanto con la e-bike y desde arriba no salgo de mi asombro. Jesús y Santi avanzan superando centímetro a centímetro el duro desnivel sobre un camino de piedras sueltas resbaladizas que poco o nada ayudan. Con la emoción y que no paro de gritarles palabras de ánimo, me olvido de sacarles foto o el vídeo que se hubieran merecido. ¡Bravo!

En un lugar aparentemente inhóspito, entre dehesas y fincas ganaderas, se encuentra el Mirador Astronómico de Peguerinos. Curioseando, encuentro una convocatoria para una observación muy próxima.

Caminos de senderos revirados y divertidos, que han perdido casi toda la humedad por el estío, nos llevan por encima del embalse de Cañada Mojada y desde aquí hasta el Collado Gargantilla.

En este punto, cuando llevamos 32 kms recorridos y bastante desnivel acumulado, Andrés, sin consultar a nadie, enfila pista adelante. Los gritos de los demás para que se detenga no son atendidos. Se diría que el pico de Cueva Valiente, que se ve al fondo, ejerce alguna atracción hipnótica tirando de él con fuerza.

Los demás, viéndole alejarse más y más, nos sentamos tranquilamente para tomar una barrita. Allí nos tuvo esperando más de media hora totalmente desconcertados. A su regreso, no contestó a nuestras preguntas, parecía ajeno, pero observamos que su ojo derecho se mantenía fijo y el izquierdo miraba arriba y abajo con un tic sin control.

Descenso con pequeñas variantes, comprobando que alguna de hace años ya ha desaparecido, pero muy a tiempo para tomarnos tranquilamente unos refrigerios. Hoy Andrés no ha contado ningún chiste, estaba como ausente y cuando nos hemos despedido mantenía la mirada perdida.